Bajo la sombra del cerezo.. [Chantel, Sidney & Libre]

Suspiré asintiendo lo que me decía la profesora con la cabeza gacha y apretando la mandíbula para no darle una mala contestación. ”Chantel, controla tu genio. Recuerda que los profesores ahí mandan, no hay más que puedas hacer”. Esas palabras resonaban una y otra vez en mi cabeza. ¿Qué los profesores mandaban? Ellos tan solo eran personas con un título y ya por ese simple hecho se hacían de respetar. Yo tenía que aguantar una crítica de una hipócrita hacia mi cuadro. ¿Qué tenía de malo? Bueno, mejor dicho… ¿Qué tenía? Si, era el día del examen y yo había entregado el lienzo en blanco. ¿Qué porqué? Porque eso era lo que ella me pedía. Bueno, haber; recapitulemos… El examen trataba de dibujar un sentimiento. Pues ya está. Una chica que tenía a mi izquierda había dibujado un corazón refiriéndose al amor y tenía un notable; y el chico de mi derecha había dibujado una sombra refiriéndose a la soledad… ¿Qué quería la tipa esta que dibujara si no sentía nada? Era como si fuese de piedra, ningún sentimiento corría por mi sangre. Ninguno.

Rodé los ojos dejando que la maestra siguiera regañándome; parecía una muñeca de estas que tenían un cordel en la espalda y que se activaba con tan solo darle un leve tirón. Los demás alumnos miraban inquietantes hacia mi, esperando una contestación mala por mi parte; lujo que no les daría. Todo el mundo me conocía dentro de lo que cabía, y sabían que a la mínima me irritaba con facilidad. Hice una pompa con el chicle que estaba mascando mirando fijamente a la maestra, recibiendo otra queja por su parte y que yo rodara los ojos. Observé el reloj de la pared mientras la mujer escupía mierdas por la boca. Tan solo medio minuto para que sonara aquel preciado timbre; que siempre me sacaba de quicio, pero que ahora añoraba. Suspiré volviendo a posar la mirada sobre la maestra cuando el ansiado timbre sonó. No pude evitar curvar una sonrisa y agarrar mi bolsa saliendo escopetada del aula, dejando a la maestra hablando sola y recibiendo alabanzas por parte de mis compañeros de curso.

Escupí el chicle al suelo; algún inteligente lo chafaría y por fin habría cumplido mi propósito: amargarle el día a alguien. Saqué el paquete de tabaco de mi bolsillo, colocando uno de los cigarros y prendiéndolo por los pasillos; haciendo que numerosos alumnos se quedaran mirándome y que yo curvara una sonrisa sintiéndome observada. La hora del almuerzo; la hora perfecta para salir al jardín. Una vez pisé el exterior, sentí una especie de libertad, notando como aquello estaba completamente vacío. Profundicé la calada del cigarro caminando lentamente por el césped respirando un poco el aire fresco y dándole otra leve calada al cigarro. Coloqué mis manos sobre los bolsillos de la amplia sudadera, manteniendo el cigarro en mis labios y sentándome en uno de los bancos. Silencio, absoluto silencio… no, espera; que era eso? Fruncí el ceño, escuchando una suave melodía procedente de algunos auriculares. Perfecto, la soledad a la mierda.

Una pregunta... SOLO una simple pregunta. ¿Por qué lo llamaban 'Ciencias del deporte' si después no practicabas ninguno de ellos? Si me hubiesen informado antes de eso en algún folleto, quizá me lo habría pensado mejor antes de matricularme en aquella Universidad.

Nos habíamos pasado dos horas seguidas estudiando salud de la anatomía. Anatomía, tío... Si yo creía que con ver House servía. Además, ¿qué clase de asignatura era esa? Parecía que un crío le hubiese puesto el nombre por accidente a esa materia.

No sé qué se escuchó antes, si el sonido del timbre o el ruido de mi silla al deslizarse por el suelo, pues nada más terminar la clase me eché mi mochila negra y desgastada a la espalda y salí a trompicones de la clase antes de que el profesor le diese tiempo a mandarnos deberes. "¿Deberes, qué deberes? Usted no dije nada de trabajo práctico... Se lo habrá imaginado."

Algunos chicos de mi clase sugirieron ir a la cafetería para tomar algo, pero yo no tenía demasiado hambre. Lo único que quería era salir al exterior, respirar aire puro, fresco... Y fumarme algún fiti.

Me despedí de mis compañeros y salí del campus por la parte del jardín, sacándome las manos de los bolsillos y tarareando una canción de Bruce Springsteen entre dientes mientras buscaba mi paquete de tabaco en el bolsillo pequeño de mi mochila. Tras dos ansiosos minutos me percaté de que me no tenía cigarrillos. Chasqueé la lengua, desesperado, y busqué con la mirada a alguien conocido. Alcé las cejas y esbocé una sonrisa que mostraba todos los dientes al ver a Chantel sentada en un banco junto a una mesa del jardín.

Chantel era una de mis mejores amigas, por no decir la que más. Nos conocimos en el campus por casualidad. En carácter éramos distintos, pero nuestras formas de pensar eran casi exactas. La verdad es que por muy arisca que pareciese, a mí había algo que me gustaba de ella, me hacía ver que era una buena persona. Sí, un poco cabrona, pero era lo que tenía. Ella borde, yo gilipollas... El dúo dinámico amistoso perfecto, vamos.

Troté hasta llegar al banco y me senté de un salto, irrumpiendo con un suspiro y pasando un brazo por los hombros de Chantel, pegándola a mí y dándole un abrazo, frotando su mejilla contra la mía. a Chantel no le gustaba que le invadiesen su espacio personal por nada en el mundo. Me encantaba ver su cara de mala hostia después.

-¡Buenos días, Chándal! ¿Verdad que me vas a dar unos de tus maravillosos pitillos de la alegría? Por favor... Estoy pelado.-le supliqué separándome de ella y mirándola aún sonriente, esperando a que funcionase. Me percaté de una presencia más en la mesa y miré hacia un lado, frente a mí. Una chica morena dibujaba en un bloc mientras escuchaba música proveniente de su iPod. Le alcé una ceja a Chantel, pero no creía que la conociese. De hecho, yo tampoco sabía quién era. La había visto de vez en cuando paseando por allí, pero no sabía su nombre. Quizá no pertenecía a mi facultad.

Me crucé de brazos encima de la mesa y volví a sonreír, parpadeando.

-Es guay.-dije refiriéndome a lo que estaba dibujando, aunque dudaba de que me escuchase con la música puesta.

Off: Perdonad si me he inventado algún detalle... Es que no sé cómo estamos predispuestos... ¿Se supone que estamos en una misma mesa o...? FFFUUU.

La verdad era que cuando comenzaba a dibujar lo que me era bello a los ojos me encerraba en mi esfera, en mi mundo y más aun escuchando Coldplay. Así como avanzaba todo el mundo a mi alrededor, avanzaba mi boceto. Prácticamente ya no quedaba nada, solo darle los últimos detalles de luces y sombras con el difuminado del lápiz.

Una sombra apareció frente a mi. Pensé que se trababa del sol jugando a las escondidas con las nubes, pero luego apareció una segunda sombra y al instante con ella una voz. Estaban elogiando mi dibujo.

Eleve la mirada y con las manos sucias por el lápiz, vi a un chico y una chica, ambos morenos, sentados muy juntos frente a mi. Me pregunte en que milésima de segundo llegaron allí sin darme cuenta. Puse en pausa el iPod y me quité los auriculares.

- ¿Lo crees? <Dije poco convencida con una sonrisa en mi rostro> Los chicos de la facultad de arte deben de hacerlo diez veces mejor, yo solo soy una aficionada. <Reí>

Noté que la chica fumaba despreocupada, sin expresión en su cara. A ambos juraba a verlos visto en algún momento merodear por la Universidad.

Off: No te preocupes han entendido bien, es lo que más o menos tenía en mente cuando abrí tema (:

Elevé un poco la mirada para observar de donde procedía aquel sonido irritante llamado música; desde algunos auriculares. Vi a una chica sentada enfrente de mí, concentrada dibujando algo en un bloc. ¿De la facultad de Arte? No, su cara me sonaría ya que ya había observado a todos los de mi curso detenidamente. Fruncí el ceño estirando un poco mi cuello, intentando visualizar el dibujo de la chica; percatándome de que nadie pudiese observar ninguna muestra de interés en mí. Al final, por no molestarla; suspiré frustrada por no haber visto el dibujo y me crucé de brazos mientras le daba otra calada al cigarro notando como poco a poco este se consumía. En fin…

No, mierda; que era eso? De repente, noté como alguien se sentaba muy cerca de mí; haciendo que yo frunciera el ceño. El chico me abrazó fuertemente, provocando en mí una mueca de asco y unas ganas tremendas de golpear la mejilla que se estaba frotando en estos momentos con la mía. Sin cortarme un pelo, comencé a empujar a la persona que me estaba abrazando para soltarme de su agarre y golpearle, pero escuché su voz. Perfecto, era Sid. Inmediatamente la palma de mi mano se plasmó en su nuca; produciendo un leve ‘chas’ y dejando la marca de mi mano por la poca fuerza producida en aquella colleja.

-¿Cuántas veces te he dicho que no me llames Chándal? -comenté molesta mientras alzaba las cejas intentando relajar mi enfado. Sidney, mi mejor amigo de la Universidad; no, no quería pagar con él la frustración que había sentido en la clase de arte -Odio que me abraces, no te mereces ningún cigarrillo -le contesté alzando las cejas, esta vez un tanto divertida; pues sabía que necesitaba un cigarrillo. No pude evitar curvar una sonrisa mientras le daba una calada a mi cigarro y veía como con la mirada me pedía el cigarro que antes le había negado. Suspiré metiendo mi mano en mi bolsillo y sacando el paquete de Fortuna mientras lo lanzaba frente a él; en la mesa -Sírvete –le ofrecí y lancé la colilla del cigarro; pues este ya por fin se había terminado.

Vi como Sid se fijaba en la chica de enfrente, alabando su dibujo; tampoco era gran cosa. Entrecerré los ojos escuchando lo que dijo la chica de que los de arte fijo que lo hacían mejor. Eso era porque no había estado en aquella clase tanto tiempo como lo había estado yo. Claro estaba de que cualquiera de esa facultad dibujaba mejor que esa chica; pero ella no lo hacía mal -En la facultad de arte hay verdaderos fracasados; y si, tú solo eres una aficionada -comenté arrugando la nariz para luego observar como Sid y la chica me miraban. ”Chantel, mierda; se mas amable”. La voz de mi tía se escuchó en mi cabeza; pero no iba a rectificar, así que simplemente me protegí con una falsa sonrisa.

Le hice una mueca burlona a Chantel cuando respondió aquello, aunque me dolió en el alma que no me diese cigarros. Jodeeeeer, los necesitaba... De hecho, cuando me dio su chusta pensé seriamente la posibilidad de chupar el filtro para paliar la ansiedad. Miedo.

Me froté la nuca dolorida con una mueca mientras la chica contestaba y yo alzaba las cejas y esbozaba otra sonrisa. Me pregunté cómo coño era que todavía no se me habían agrietado las mejillas. Abrí la boca para contestar, pero Chantel se me adelantó. Me quedé con cara de gilipollas cuando dijo aquello. Se formó un pequeño silencio incómodo. Fruncí el ceño e intenté romperlo, aunque no se me diese muy bien salvar situaciones;: mi ingenio no llegaba a tanto. Lancé una de mis estruendosas carcajadas y le di una leve palmada en la espalda a Chantel, dando otra en la mesa y mirándola fijamente.

-¡Esta chica es una cachonda! En serio.-dije mirando a la morena y acto seguido a mi amiga, arqueando una ceja y lanzándole una mirada de advertencia. No era una amenaza, solo un... ¿Consejo? ¿Se podían aconsejar mediante miradas? Telapatía mode ON... Bueno, qué más daba.

El caso es que cuando Chantel estaba de buenas, podía ser la tía más cojonuda del mundo, y yo lo sabía. Me daba un poco de cosica que se comprotase de esa forma... Pero bueno, yo no iba a intentar cambiarla. La respetaba... Y me daba pereza.

-Por cierto, no nos has dicho cómo te llamas ni de qué facultad eres.-sonreí de nuevo.-Yo soy Sid, y ella es Chantel. Somos de deportes y artes respectivamente.