Claire M. Doucete

Mi nombre es Claire Doucete, nací en Mónaco el 12 de septiembre de 1988. Soy la hija mayor del matrimonio entre Helena y Pierre Doucete; mi hermana menor se llama Savannah y es un par de años menor que yo, por lo que siempre he sentido un fuerte instinto protector con ella. Creo que también debería mencionar a alguien a quién considero ya parte de la familia por estar en ella desde que Claire y yo nacimos, ella es nuestra interna Francine, la cual nos ha críado e inculcado valores que nuestros padres (por falta de tiempo) no han podido realizar en la medida que deseaban.

Tanto mi hermana Savannah como yo, pasamos nuestros primeros años de enseñanza en casa, teniendo un profesor particular, hasta que tuve que empezar la secundaria. Savannah se quedó en casa mientras que yo viajé a Francia, ingresando en el prestigioso instituto Notrê Dame de Sion, al cual asistiría Savannah dos años después.

Francine se trasladó con nosotras a la casa victoriana que nuestros padres tenían a las afueras de París, adquiriendo nuestra tutoría legal haciéndose responsable de nosotras. Los años de instituto fueron un camino de rosas, me costó poco adaptarme a mi nueva vida y tardé poco en convertirme en una de las chicas más populares del instituto consiguiendo cierto reconocimiento y popularidad entre mis compañeros, convirtiéndome también en un pequeño objeto del deseo entre mis compañeros masculinos.
Supe mantener ese deseo a raya y mantuve mi dignidad y popularidad sin necesidad de convertirme en una cualquiera que se acuesta con todo el que se cruza por delante. Nunca dejé de lado mis principios y una personalidad alegre y empática que me hizo convertirme en la reina del baile durante varios años durante mi estancia en el instituto.

Tenía claro que la popularidad no era todo… pero Savannah no demasiado. El cambio de educación domiciliaria al instituto la hizo sentir desubicada y cayó en una espiral de fiestas, alcohol y drogas. Tanto Francine como yo intentamos ayudarla a salir, pero nuestros esfuerzos fueron en vano. Ante todo nos unimos para esconderlo de nuestros padres… al fin y al cabo, si se enteraban acabarían llevándola de vuelta a casa. Durante una de esas fiestas cruzó la raya y ella misma pidió ayuda para salir del agujero en el que se había hundido.

Ayudé a Savannah en todo lo que pude, dejé un poco de lado mi vida social y amorosa y me volqué en ella, en su recuperación. Salíamos de fiesta, compartíamos confidencias… en definitiva, nos convertimos en casi amigas íntimas más que en hermanas.

Cuando acabé el instituto me fui a la Universidad a realizar la carrera de Empresariales para seguir con los prósperos negocios familiares. A mí siempre me había apasionado la Historia, pero era deseo de mis padres que estudiase Empresariales, así que no quise oponerme a sus deseos, al fin y al cabo, era lo que era gracias a ellos y siempre miraban tanto por mí como por mi hermana. Ya tendría tiempo cuando acabase mi carrera de estudiarla como un hobby.

En cuanto a mi vida amorosa, he tenido varios novios (nada formal que durase más de un par de meses) pero no he acabado de congeniar demasiado bien con ellos ya que parece ser que tengo la habilidad de buscar al chico que menos me conviene o a aquellos que más que una novia independiente y de su tiempo buscan a una versión joven de sus abuelas o un bonito florero. Así que estoy un poco desencantada respecto al tema amoroso y a todas esas películas y novelas que me han llenado la cabeza de pájaros con un amor ideal y perfecto que un día puede llegar a mi vida de repente y cambiarla por completo, por lo que siempre me muestro un tanto escéptica y poco receptiva cuando algún chico se me insinúa (aunque también he de confesar que a nadie le amarga un dulce de vez en cuando).

Otro año más y se acerca el fin de mi etapa estudiantil, ¿qué pasará este curso?