# Like a Fool Game

por **Seth B. Sinclaire** Jue Oct 07, 2010 10:08 pm

;;#Viernes | 19:15 hrs | Media-tarde | Soleado

El sol se posicionaba dispuesto a producir su última puesta. Mientras tanto, en algún pasillo de la Universidad se hallaba Seth en camino a la piscina olímpica. En realidad no encontraba una solución coherente para matar tiempo, y en esos momentos de los que su vida corría sin sentido prefería desperdiciarla en deportes y no en estudio, romances o estupideces de la edad.

Su paso no pasaba los límites de la velocidad pero tampoco respetaba un patrón común, por lo que se definiría a un paso intermedio entre lo lento y ágil. Cruzó aulas, habitaciones contiguas, puertas y salones. Chocó su hombro derecho con un despistado, cuando luego cayó en que se trataba de Norton, un imbécil de Empresariales. Seth había asegurado una promesa: cualquiera fuese su empresa la debastaría como fuese, incluso con el control de los medios o de cualquier manera. Pero luego recapacitó:"Quizá ni sea necesario de mi ayuda para su propia destrucción". Sonrió para sí.

Rumbo al primer piso, bajó unas escaleras y notó que un claro violeta teñía el cielo. Eran las siete, ya pasando al primer minuto de la hora. Produjo una mueca de despreocupación, ¿no se decía que los viernes carecían de horarios? Seth era un partidario de aquello, sin duda alguna. Entonces tuvo que traspasar todo el Campus hasta abrir un obstáculo de metal: otra puerta. El aroma cálido se introdució por sus fosas nasales hasta inhibirlo de calor.

No era que estuviese solo, pero tampoco rebalsaba de personas la extensa piscina. Era ancha y por eso era digna de llamarse olímpica. Era una zona de riesgo agradable para Seth ¿y por qué de riesgo? No comprendía cómo el agua se mantenía clara mientras tantos tontos contagiosos se daban chapuzones, según él su estado no pasaría lo turbio, desde otros ojos. En fin, ese campo de entrenamiento era justamente para los que adoraban el deporte, no obstante Seth no era el único que concordaba con esa teoría de los "chapuzones".

Su camiseta quedó a un costado, en el borde de la piscina. Su físico, si bien tenía lo suyo, se encontraba entre uno de los mejores entre la Universidad, sin embargo hacer presencia de esa dosil popularidad no le hacía gracia. Vestía un traje de baño una vez cambiado y no se dio más vueltas: se lanzó de cabeza con los brazos en alto hacia la piscina. Desde abajo todo era celeste y cuando su cabeza volvía en busca de aire todo regresaba al color. Podría estar empecinado en hablar con Barbara, pintar con Savannah o pasar un día de críticas o bravuconadas con Jacob, pero nada como nadar un viernes por la tarde.