Arizona Ê. Kennedy

por **Arizona Ê. Kennedy** Sáb Oct 09, 2010 11:32 pm

Nombre Completo:
Arizona Êgnes Kennedy.

Edad:
18 catastróficos años.

Rango:
Estudiante de Ciencias EXACTAS.

B.S.O:
Bitch ♣ Plastiscines

Personalidad con datos biográficos:
”- A-a-arizona, me p-p-preguntaba s-si te g-gustaría…
- Deja de tocar ya los cojones y muérete, Mike.”

Tú para Arizona eres como un gran moco. Un gigantesco moco que no es capaz ni sacar con las pinzas más resistentes del mundo. Te pegas a ella como si fuese tu última opción: la llamada a la ambulancia que evitará que te suicides o los oídos que escucharán tus penas. Te equivocas. A los mocos se les manda a la mierda: se les coge y se les tira a la basura, al suelo o los pegas debajo de una mesa, en la cabeza de otra persona… Y eso es lo que hará Arizona contigo: mandarte a tomar por culo porque, simple y llanamente, no le importas. Eres como un polvo pasajero que se va con una resaca, una compresa usada que tiras a la basura o esa ex – novio gilipollas que no quieres ver ni en pintura. Eres un estorbo y deberías saberlo: si no es por su cara de asco hacia ti, por sus indirectas-directas de que quiere que desaparezcas de su vista.

Durante los dieciocho años que lleva dando la tabarra en el planeta, todo el mundo ha pasado totalmente de Arizona caracterizándola de friki, subnormal o simplemente de deshecho de la humanidad. Ahora, es ella la que te roba la fiambrera y también el dinero que llevas en la cartera; la que te margina porque tienes cara de empanao’ mental y la que te remanga un puñetazo si le viene en gana porque, para ella, su venganza se sirve en un plato congelado que tiene que ver contigo, con el vecino, con tu madre y con tu abuela. ¿Qué se le cae la botella de agua y se moja la camiseta? Es culpa tuya. ¿Qué empuja a alguien porque la ha subestimado? También es culpa tuya. ¿Qué su padre no le coge el teléfono porque está ocupado metiéndosela a una puta? La culpa es, de nuevo, tuya. Todos los problemas que rodean a Arizona centran su atención en ti, porque desde su punto de vista: si no existieses, todo sería mucho mejor. Y esto, cayéndole mínimamente bien, porque como te tenga ojeriza es peor que esa profesora que tanto te amargaba las clases, los exámenes y la vida, ‘porque podía’. Pues Arizona también puede, majo. Y si es preferiblemente a golpes, no te quepa duda que te quedarás sin pelos/huevos/piernas/dientes.

¿Te has dado ya cuenta? ¿O aún no, ‘cerebro de chorlito’? Pues cuando Arizona te hablé/grite/escupa no te quepa duda de que lo hará como mejor sabe hacerlo: insultándote. Su vocabulario está formado en un 90% por todo tipo de tacos –ya sean de ésta época o de la ya pasada- que no tardarás en recibir ‘amable’ y desinteresadamente. En un principio lo hacía para sacar de quicio –sobretodo a sus padres-, ahora lo hace de forma inconsciente y reiterada. Arizona vive de las maldiciones –y blasfemias- de los tacos y de las faltas. No le importa que seas mayor, pequeño o de su edad: si le has hecho o algo –o si, simplemente, la has mirado ‘mal’- recibirás las palabras más bonitas que hayas oído nunca. Si, sí: por si tampoco lo sabías, parece que Arizona se levanta siempre con mal pie, porque siempre está de mal humor. Ley de vida, y punto.

Inteligencia. Es fácil pensar que Arizona proviene de la pre-historia y no conoce ese concepto, pero para tu desgracia su CI supera con creces el tuyo. ¿Superdotada? No, simplemente más lista que tú, animal salvaje perdido por el mundo. Su retorcida pero bien amueblada cabecita es capaz de darle mil vueltas a la tuya, y lo demuestra cada vez que te mira o te hace caso, haciendo uso de su palpable superioridad y egocentrismo. Arizona se quiere y se dora, tanto que se cree su propio Dios, y también el tuyo: cabezona como ella sola, tiene la razón si o sí, porque si te empeñas en llevarle la contrario durante demasiado tiempo se vuelve violenta y hasta se pone nerviosa. Exacto. La paciencia de Arizona parece inagotable, pero lo cierto es que la pierde con más facilidad de lo que crees. El único problema es que nadie nunca se ha atrevido a ‘aguantar’ tanto contra ella como para descubrir su pérdida completa del control, pues en sí, Arizona ya parece desinhibida y totalmente fuera de sus papeletas.

¿En el sexo? Tú tócale una teta sin su permiso y te remanga tal puñetazo que te deja sin nariz, sin pómulo y sin cara, por cerdo. Arizona es promiscua, o más bien: liberal. No le importa que le mires el escote o el culo, tampoco que te hagas una paja delante de ella; mientras no la toques o te dirijas directamente a ella, todo irá bien. Dueña de su cuerpo y también de sus acciones, suele no responsabilizarse del ‘después’ de una “relación”. En eso, es más bien parecida a los tíos: “tú quieres metérmela, y yo quiero que me la metas”. Punto final. No entiende de sentimientos ni de ‘mariposas en el estómago’, pues éste ya tiene un mecanismo propio que las aniquila antes de que aparezcan más y se multipliquen. Así pues, Arizona es el prototipo de ‘tío macarra’ que ninguna madre quiere para su hija, pero en mujer y, con suerte, con unos ovarios aún más grandes y potentes.

En ella no hay dulzura, no hay cariño ni tampoco ‘tardes de compras y cita en la peluquería’, pues lo cierto es que lo suyo no es pelo: si no un matojo salvaje y rubio imposible de domar/peinar, siempre suelto y al aire, no importa si está mojado, seco o lleno de hojas. Guiándote sólo por ese ‘pequeño’ detalle, es fácil vislumbrar un completo caos tanto en su interior como en su exterior: la organización sí que es algo desconocido para ella, pues tiende a olvidarse de las cosas, pasarlas por alto o, simplemente, ignorarlas. Así que ni se te ocurra pensar en una Arizona ‘bestia’ con un interior de princesa de cuento con zapatos de cristal: los tacones, en los armarios de los demás, en el de ella: botas militares llenas de barro. No vas a encontrar la doble cara de la moneda, oculta en alguna parte de su cuerpo –de ser, en el ojo del culo, posiblemente-. Su poco frecuente carácter le da mil vueltas a tu capacidad de entendimiento, así que simplemente límitate a intentar admirarla, no a probar seguirla. Porque te lo digo yo: no puedes.

“No intentes jugársela, porque saldrás perdiendo. Tampoc intentes arrancarle las bragas, porque te dará el tiempo a cagarte en tu madre antes de que te deje sin huevos.”

Otros Datos:
+ Es ambidiestra, pero principalmente suele utilizar la izquierda para escribir y demás.
+ Alérgica al contacto con las plumas de las aves, especialmente tratándose de loros o pájaros domésticos.
+ Aceptó sin rechistar la oferta de sus padres de ingresar a St. Michaelson para poder conseguir un venidero puesto fijo de trabajo y así poder cuidar al bebé que viene en camino, pues está embarazada de dos meses.
+ La idea anterior se ha convertido en su único miedo hasta ahora, principalmente a causa de ello ha pasado de fumar media cajetillas diaria a sobrepasar casi el par, eso sin contar sus largas borracheros y noches de porros, algo que no le conviene al bebé, pero viniendo del padre: raro sería que la criatura viniese bien por sí sola.
+ Es una gran artista: hace cuadros magníficos y tiene su parte de habitación llena de bocetos y carboncillos.
+ No utiliza sujetadores, pues no tiene nada que sujetar.
+ No utiliza las tecnologías actuales en lo referente a equipos de música, es decir, que sólo escucha canciones grabadas en ‘cassettes’ o cintas. En la tecnología informática deja esa manía a parte, pues tiene equipos de lo más moderno.